• CAMPAMENTO MISIONERO 2020


    ¡Apúntate al campamento de Infancia Misionera!
  • GUÍA COMPARTIR LA MISIÓN


    Propuestas de voluntariado misionero
  • AYUDA A LAS MISIONES


    Colabora con los misioneros españoles

miércoles, 22 de octubre de 2025

Julia Aguiar, misionera y referente mundial en la úlcera de Buruli, premio “Paulina Jaricot” 2025:

 

 “Tratamos de llevar el amor que Dios tiene a todas las criaturas, especialmente a los más pobres”

  • On 17 de octubre de 2025

Con la vista puesta en la Jornada del Domund, que se celebra este domingo, Obras Misionales Pontificias (OMP) ha entregado esta mañana sus premios misioneros “Beata Paulina Jaricot” y “Beato Paolo Manna”. Una hermana franciscana misionera de la Madre del Divino Pastor -que dirige un hospital en Benín-, y el catedrático Eloy Bueno, han sido los premiados de esta cuarta edición. Ambos han podido compartir en un coloquio su testimonio, que encarna el lema del Domund de este año “Misioneros de esperanza entre los pueblos”.

El premio “Beata Paulina Jaricot”, que tiene el nombre de la fundadora del Domund, distingue a misioneros que hayan destacado especialmente por su entrega. Este 2025, OMP ha otorgado este premio a la hermana Julia Aguiar, hermana franciscana misionera de la Madre del Divino Pastor, misionera en Benín y médico. Allí dirige el centro de salud Gbémontin (“donde se encuentra la vida”). Su trabajo ha sido esencial para diagnosticar y curar la enfermedad de la Úlcera de Buruli.

“El mismo año en el que llegamos a Benín (1976), llegó una niña con una herida en el brazo y la espalda. Era algo desconocido”, ha recordado la hermana Julia. “Le dijimos a su abuela que se fueran al hospital universitario, pero ella no quiso moverse de allí, así que empezamos a hacer lo que nos pareció lo mejor”. Tras esa niña, fueron llegando más personas con la misma dolencia, y las hermanas les iban tratando con crujía y antibióticos, y documentando todos los casos. Pronto dos investigadores de Bélgica y Estados Unidos se interesaron por ese trabajo, que ya ha sido reconocida a nivel mundial con el nombre de Úlcera de Buruli.

Este trabajo le ha llevado a Jula Aguiar a ser Doctora Honoris Causa por la Universidad de Nápoles. Sin embargo, con gran humildad, ella se alegra sencillamente de “haber sido útil” y de “aliviar el sufrimiento”. “Dentro de tu pobreza, de tu ignorancia… todo es poder compartir la vida con las personas con las que te encuentras”.

“La vida del misionero vale la pena”, ha afirmado. Ya desde niña supo que Dios le llamaba a dejarlo todo e ir a África a entregar su vida, y así lo ha hecho en sus casi 50 años en Benín. “Tratamos de llevar el amor que Dios tiene a todas las criaturas, especialmente a los más pobres”.

Los misioneros, el mensaje cristiano hecho biografía

El premio “Beato Paolo Manna”, tiene el nombre del fundador de la Obra Pontificia encargada de la formación y sensibilización misionera -la Pontificia Unión Misional-. Con este premio, OMP distingue a personas o instituciones que se hayan comprometido en España en la sensibilización misionera y su apoyo a los misioneros desde “la retaguardia”. Este 2025, se ha hecho entrega al catedrático de la Facultad de Teología del Norte de España, con sede en Burgos. Sacerdote diocesano de allí, fue enviado a Roma a aprender Misionología. Su aportación teológica ha sido muy importante para entender la identidad misionera de la Iglesia.

“La perspectiva de la misión ilumina toda la Teología, penetra el quehacer de la Iglesia”, ha explicado. Sin embargo, el matiz ‘ad gentes’ no siempre está suficientemente subrayado. “Si todo cristiano tiene que mirar a la realidad con la mirada de Dios, esta es universal. Por ello, no puede haber un cristiano que no tenga esa visión de ‘hasta los confines de la Tierra’ en todo lo que hace: rezar el Rosario, la Eucaristía…”. El padre Eloy Bueno ha definido a los misioneros como “mensaje cristiano hecho biografía”, que “encarnan el Evangelio”, y por ello su testimonio contagia.

“Soy fruto de los misioneros”

Llegado desde Roma, el padre Dinh Anh Nhue Nguyen, secretario general de la Pontificia Unión Misional, ha querido dar la enhorabuena a los premiados de parte de Obras Misionales Pontificias internacional. Vietnamita de nacimiento, ha aprovechado la oportunidad para agradecer a los misioneros -en gran medida españoles-, que llevaron la fe a Vietnam. “Ustedes pueden ver en mi el fruto de los misioneros”, ha afirmado. Ha agradecido a los obispos españoles por la estrecha colaboración con las misiones, y a todos los españoles por el cariño y generosidad con los misioneros. “Espero que el Domund de este domingo sea un momento jubilar para todos”, ha concluído.
El obispo auxiliar de Madrid, monseñor Vicente Martín, ha despedido el acto invitando a todos a llevar la esperanza a un mundo lleno de desasosiego. “No es que ‘tengamos’ una misión, sino que ‘somos’ una misión”.

Una cruz con un cangrejo

Ambos premiados han recibido un galardón con la figura de un cangrejo que porta una cruz, en una alusión a una conocida anécdota de San Francisco Javier, patrón de las misiones. Él lanzó su crucifijo desde una barca al mar para aplacar una tormenta. Al día siguiente, en la playa, un cangrejo sacó el crucifijo del mar con sus pinzas. Es una imagen que representa la confianza y tenacidad de los misioneros.

La entrega de premios ha tenido lugar en el Auditorio del Banco Sabadell, cedido generosamente. También desinteresada ha sido la participación de José Luis Pérez, periodista de TRECE, como presentador del acto.

Este domingo es el Domund

Estos premios han sido la antesala de la Jornada del Domund, que se celebra este domingo para rezar por los misioneros y para pedir apoyo económico para el trabajo que la Iglesia hace en las misiones. Gracias a lo que se recauda en esta Jornada en todo el mundo, el Papa puede apoyar a 1.131 territorios de misión, en sus gastos del día a día y en las necesidades puntales que van surgiendo (construcciones, vehículos, traducciones…). Representan una de cada tres diócesis del mundo, y en ellos vive el 40% de la población mundial. Este domingo se realizarán colectas en todas las parroquias, y se podrán realizar aportaciones también a través de la página web www.domund.es o a través de BIZUM (00500).   

Puedes ver fotografías de Julia Aguiar en su misión en Benín, de Eloy Bueno y del acto de entrega de premios en el perfil de Flikr de OMP España.

Juan Manuel Cotelo, pregonero del Domund 2025:

 

 “¿Cómo no anunciar buenas noticias en un mundo tan castigado?”

  • On 15 de octubre de 2025

Esta tarde ha tenido lugar el tradicional pregón del Domund, en la Real Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados de Valencia. En él, el director de cine Juan Manuel Cotelo se ha preguntado acerca del sentido de ser misionero en un mundo lleno de malas noticias y marcado por la indiferencia. Y ha animado a todos los presentes a rezar y colaborar por los misioneros y a preguntarse cómo ser misioneros en el propio ambiente.

D. Juan Manuel Cotelo, pregonero del Domund 2025

“¿Por qué ser misionero?” Se preguntaba Juan Manuel Cotelo al inicio de su pregón del Domund. “¿Qué necesidad tenemos de meternos en líos?”. Haciendo de ‘abogado del diablo’ el cineasta ha explicado que “tal vez no es necesario complicarse la vida ni complicársela a los demás. Vive tu vida y deja vivir a los demás”. Según ha desgranado, esta tentación, disfraza de respeto, es en realidad indiferencia.

Cotelo describió dos razones por las que ser misionero. La primera de todo es por amor. “Dios mismo no nos ha respetado, sino que nos ha amado tanto que ha enviado a su Hijo para salvarnos. ¿Qué necesidad había?”, se preguntaba. “El amor no soporta la distancia ni la indiferencia, el amor siempre da un paso; el amor es darse”. Según ha subrayado, cuando uno descubre que ha sido tan amado, no puede quedarse quieto.

La segunda razón por la que todos somos llamados a ser misioneros es porque Jesús lo pide explícitamente en el Evangelio. Lo hace de múltiples maneras, y Juan Manuel Cotelo ha querido destacar la imagen de la sal, que si se queda en el salero, no sirve para nada. “Es el diagnóstico de lo que nos pasa a nosotros cuando no somos misioneros”.

El pregonero del Domund ha querido ir más allá, y ha dado una tercera razón, de sentido común. “¿Cómo no anunciar buenas noticias en un mundo tan castigado por malas noticias? ¡No es justo callar la verdad frente a la mentira!”. De esta forma, Juan Manuel Cotelo ha animado a todos los cristianos a anunciar a todos que no somos fruto del azar, que somos amados, que hay esperanza… “Esta noticia es tan maravillosa que cómo no anunciarla”.

¿Por dónde empezar?” Se preguntaba. “Por la periferia. Yo no lo entiendo, pero es el estilo de Jesus”. Por ello, ha animado a todos a pensar a quien llevar el Evangelio, cada uno en su entorno. “De esta forma, la cifra de misioneros será similar a la cifra de bautizados”.

Juan Manuel Cotelo ha hecho un reconocimiento a tantos misioneros “que han salido de su zona de confort, por el amor a Dios y al prójimo sin claisificaciones”, y ha reivindicado tantos misioneros anónimos, “personas que van sin careta mostrando el rostro de Cristo”.

Personas como una mujer que, en un momento difícil de su vida, le habló al él mismo del amor de Dios, con rechazo por su parte. “En un momento dado me dijo: a ti la Virgen María te va a dar un revolcón, y serás un hombre nuevo”. Según ha testimoniado, diez años después se reencontró con esa mujer en el estreno de una película suya sobre la Virgen Maria -“Tierra de Maris”-, y ella le confesó haber rezado el rosario por él todos los días.

Juan Manuel Cotelo ha terminado el pregón animando a rezar ante Nuestra Señora de los Desamparados, patrona de Valencia, por todos los misioneros, para que no se sientan solos. Y ha animado a “no dejarles solos, con la oración y el donativo”, y a preguntarse cada uno si Dios le llama a ser a misionero. “Nadie tiene vocación de espectador, todos tenemos la llamada de ir al mundo entero”, ha concluido.

Pobres en medios, ricas en fe

El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavente, ha cerrado el acto con unas palabras de agradecimiento a los misioneros, a los que profesa gran cariño y admiración, por la entrega de la vida como el grano de trigo del Evangelio. Y ha animado a colaborar con el Domund, y a aprender de las Iglesias jóvenes “que en su pobreza, son tremendamente ricas en su vida de fe”.

Unos premios misioneros

Continuando con la celebración del Domund, el viernes se entregarán en Madrid los Premios Misioneros, con los que Obras Misionales Pontificias reconoce y agradece el trabajo inmenso de todos los misioneros, miles de hombres y mujeres han entregado su vida por Cristo y hacen posible que el amor de Dios se haga una realidad palpable en todos los lugares del mundo. La ceremonia de entrega tendrá lugar en el auditorio del Banco Sabadell en Madrid (c/ Serrano, 71) a las 09:30.

El Premio “Beata Pauline Jaricot” reconoce a misioneros que hayan destacado especialmente en la misión. Este año este galardón lo recibe la Hna. Julia Aguiar, Franciscana Misionera del Divino Pastor que lleva casi 50 años en Benín.

Por otra parte, el Premio “Beato Paolo Manna” distingue a personas o instituciones que estén dando a conocer la labor de los misioneros desde España. Este año recae en el sacerdote burgalés D. Eloy Bueno de la Fuente, Catedrático de la Facultad de Teología de Burgos, referente académico en el campo de la misionología.

El domingo 19 se celebrará en todo el mundo la Jornada Mundial de las Misiones, conocido en España como Domund. En ese día la Iglesia católica hace un llamamiento a rezar por la tarea evangelizadora de la Iglesia en todos los rincones del mundo y a colaborar con ella. Gracias a lo que Obras Misionales Pontificias recauda en todo el mundo, se puede ayudar que la Iglesia siga adelante con su misión en 1.131 territorios de misión, en nombre del Papa. De hecho, el mismo Leon XIV ha publicado un vídeo en el que anima a todas las parroquias a colaborar con el Domund, y da fe en base a su propia experiencia como misionero de lo importantes que son estas ayudas para las comunidades en Perú y en todo el mundo. El Papa agradece de antemano la colaboración. “Gracias por todo lo que harán para ayudarme a apoyar a los misioneros en todas partes”.

Puedes ver el pregón completo aquí:

Mons. Kike Figaredo, misionero en Camboya:

 

 “Sabemos que contamos con la ayuda del Domund”

  • On 15 de octubre de 2025

Este domingo se celebra la Jornada Mundial de las Misiones, conocida en España como Domund. Gracias a lo que Obras Misionales Pontificias (OMP) recauda en el mundo, el Papa puede apoyar cada año de una forma equitativa el trabajo que los misioneros realizan en los 1.131 territorios de misión que tiene la Iglesia en África, Asía, Oceanía y ciertas zonas amazónicas de América. Desde la prefectura de Battambang en Camboya, el misionero jesuita monseñor Kike Figaredo da fe de que las ayudas llegan y hacen posible la misión de la Iglesia.

Mons. Enrique Figaredo y P. José María Calderón

La prefectura de Battambang tiene el tamaño de Castilla-La Mancha. Una pequeña Iglesia misionera de 22 sacerdotes y 58 religiosas lleva la fe a todas las aldeas, donde hay numerosas víctimas de minas antipersona, vestigio de la guerra de principios de siglo. “Sabemos que contamos con la ayuda del Domund cada año. No lo hace todo, pero hace mucho”, ha indicado monseñor Kike Figaredo, prefecto apostólico de Battambang (Camboya). Como ha explicado, las ayudas del Domund hacen posibles tres aspectos fundamentales para el funcionamiento de la Iglesia local: la subvención de los gastos ordinarios, la construcción de proyectos extraordinarios como capillas y guarderías, y el apoyo a las personas vinculadas a la iglesia. Pero sobre todo ayuda al encuentro de los fieles con Jesucristo. Monseñor Figaredo ha destacado la fidelidad de las ayudas del Domund a su prefectura, como uno de los 1.131 territorios de misión.

Monseñor Figaredo ha explicado varias anécdotas de casos concretos de encuentro con el Señor en su territorio. El caso de un constructor coreano le tocó especialmente, porque mientras la mayoría de constructores prefieren hacer proyectos sociales, él quería construir iglesias. “Yo descubrí al Señor y a mí me cambió la vida. Ahora soy otro” aseguraba este hombre, “y quiero que la gente de Camboya descubra al Señor y se le cambie la vida”. Este sencillo constructor sabía que las personas necesitan una iglesia o una capilla limpia, bella y digna para encontrarse con el Señor. “Lo que dijo este señor a mí me llamó mucho la atención” ha contado monseñor Figaredo, “y ya hemos construido tres capillas con él, a estilo camboyano. Son capillas preciosas, limpias, iluminadas, y esto lo hace el Domund. No lo hace nadie más.”

Una de las obras sociales más destacadas de monseñor Figaredo es su labor con las personas con discapacidad y los afectados por minas antipersona. Ya ha entregado más de 60.000 sillas de ruedas, que él ve como un paso del Señor.  “La silla de ruedas es un sacramento porque transforman las vidas la de ellos y la mía. Me da una nueva visión de las cosas y a mí me ayuda muchísimo.”

Todos somos misioneros

La colaboración de la Iglesia es un signo de catolicidad, es decir, de universalidad. “Dios quiere que yo también lleve el peso de la Iglesia”, ha asegurado José María Calderón, director nacional de Obras Misionales Pontificias. “La Iglesia que me incumbe no es sólo mi parroquia o mi grupo, sino la Iglesia universal. Y como cristiano debo sentirme unido a todas las labores apostólicas y evangelizadoras que tiene en el mundo. Porque son importantes y es parte de mi familia, que es la Iglesia”.

Calderón ha definido claramente lo que significa el Domund para la Iglesia: “El Domund está para ayudar al Santo Padre a sostener los territorios de misión mientras existan personas que no conozcan y que no amen a Jesucristo. La iglesia tiene ese empeño enorme. Y no sólo pedimos la colaboración económica. También pedimos la colaboración con el sacrificio y con el afecto hacia las misiones y los misioneros”.

En 2024, el Fondo Universal de Solidaridad de la Obra de la Propagación de la Fe (la Obra Pontificia en la que se enmarca el Domund) reunió 64.298.390,44€ que se reparten entre los 1.131 Territorios de Misión que dependen del Dicasterio por la Evangelización. José María Calderón ha descrito este proceso de ayuda de la Iglesia como “una buena madre que reparte sus bienes entre sus hijos, según las necesidades que tienen”.

Dado el ingente trabajo de la Iglesia misionera el Papa León XIV cuenta con Obras Misionales Pontificias (OMP) para llevar a cabo esta labor en todo el mundo, y ha enviado un mensaje para todos los fieles en el que agradece lo que harán por la misión en esta jornada.

Las cuentas del Domund

Casi la mitad del Fondo Universal de Solidaridad se destina a ayudas ordinarias para las diócesis misioneras, que se destinan a los gastos del día a día, simplemente para que la Iglesia pueda permanecer abierta. Sin esta ayuda, que no cubren otras instituciones, muchos territorios de misión tendrían difícil seguir adelante con su labor evangelizadora y caritativa. El resto se destina a proyectos extraordinarios que los Territorios de Misión solicitan cada año. Con ellos poco a poco se va construyendo y formando la Iglesia local, para que vaya arraigando y creciendo su presencia en nuevas zonas, llevando el Evangelio con todo lo que conlleva a los confines de la Tierra. 

España, líder en generosidad

Los últimos datos obtenidos por OMP demuestran que el compromiso misionero español está plenamente vigente. España cuenta ahora mismo con 9.648 misioneros, de los que 5.624 están en sus naciones de destino. El resto, 4.024, están en España por diversos motivos, y participan en la animación misionera o esperan ser enviados nuevamente. En total participan 377 instituciones misioneras, cada una con su propio carisma y modo de servicio, pero todas unidas por un mismo espíritu de comunión y entrega al Evangelio. A modo de curiosidad, el país que más misioneros españoles acoge es Perú, con 524. Esta realidad refleja la vitalidad, generosidad y compromiso de la Iglesia española con la misión universal.

En cuanto a donaciones, los españoles somos muy generosos con el Domund y es el segundo país del mundo que más aporta al Fondo Universal de Solidaridad. En 2024 España aportó al Fondo 10.351.613,49€ para los proyectos de 2025.

Pregonero de cine

Cada año un personaje público da voz a los misioneros en el ya tradicional Pregón del Domund. Este año, el pregonero será el director de cine Juan Manuel Cotelo, responsable de películas como “La última cima” y “Tierra de María”. El pregón tendrá lugar esta tarde a las 19:30 en la Real Basílica de Ntra. Sra. de los Desamparados.

Unos premios misioneros

Continuando con la celebración del Domund, el viernes se entregarán en Madrid los Premios Misioneros, con los que Obras Misionales Pontificias reconoce y agradece el trabajo inmenso de todos los misioneros, miles de hombres y mujeres han entregado su vida por Cristo y hacen posible que el amor de Dios se haga una realidad palpable en todos los lugares del mundo. La ceremonia de entrega tendrá lugar en el auditorio del Banco Sabadell en Madrid (c/ Serrano, 71) a las 09:30.

El Premio “Beata Pauline Jaricot” reconoce a misioneros que hayan destacado especialmente en la misión. Este año este galardón lo recibe la Hna. Julia Aguiar, Franciscana Misionera del Divino Pastor que lleva casi 50 años en Benín.

Por otra parte, el Premio “Beato Paolo Manna” distingue a personas o instituciones que estén dando a conocer la labor de los misioneros desde España. Este año recae en el sacerdote burgalés D. Eloy Bueno de la Fuente, Catedrático de la Facultad de Teología de Burgos, referente académico en el campo de la misionología y experto en animación misionera universitaria.

Puedes ver fotografías de la misión en Camboya y de la rueda de prensa aquí

Intervención del padre José María Calderón

Intervención de Mons. Enrique Figaredo

Videomensaje del Papa para el Domund:

 

 “Gracias por todo lo que harán para ayudarme a apoyar a los misioneros en todas partes”

  • On 13 de octubre de 2025

En un videomensaje, el Santo Padre invita a todos a unirse este domingo 19 de octubre a la Jornada Mundial de las Misiones (Domund). Según explica, él conoció de primera mano cómo “la fe, la oración y la generosidad manifestadas en esta Jornada, pueden transformar comunidades enteras”. Ahora, como Papa, hace un llamamiento a colaborar con sus Obras Misionales Pontificias para ayudarle a apoyar a los misioneros en todo el mundo.

A menos de una semana de que se celebre la Jornada Mundial de las Misiones (Domund), el Papa ha enviado un vídeo en el que anima a todos a rezar y a colaborar con ella. Cuando fue misionero en Perú –como sacerdote y obispo–, fue testigo directo de que estas ayudas llegan y hacen mucho bien a las comunidades que las reciben. En el vídeo, León XIV explica que gracias a ellas se anuncia el Evangelio, se sostienen proyectos pastorales y catequéticos, se construyen nuevas iglesias y se atienden las necesidades de salud y educación.

León XIV anima a reflexionar sobre la llamada de todos los bautizados a ser “misioneros de esperanza”, tal como reza el lema de la Jornada de este año. E invita, este domingo, a renovar el compromiso con “la dulce y alegre tarea de llevar a Jesucristo nuestra esperanza hasta los últimos rincones del mundo”.

El Papa agradece de antemano la colaboración, que le ayuda personalmente en su solicitud hacia todas las Iglesias. “Gracias por todo lo que harán para ayudarme a apoyar a los misioneros en todas partes”.

Con las ayudas del Domund se sostiene anualmente el trabajo que los misioneros realizan en 1.131 territorios de misión, Iglesias jóvenes que, tras haber sido fundadas por los misioneros, están en crecimiento y aún no son autosuficientes ni humana ni económicamente. Para poder asegurar su presencia, el Papa cuenta con la ayuda de los que colaboran con Obras Misionales Pontificias en el Domund. El dinero se reparte de una forma equitativa entre todos ellos para garantizar que reciban una ayuda anual de la Santa Sede, de forma que cada año se colabora con cada uno de estos territorios de misión.

Las palabras del Papa

“Queridos hermanos y hermanas. Cada año, en la Jornada Mundial de las Misiones, toda la Iglesia se une en oración especial por los misioneros y por la fecundidad de su labor apostólica. Cuando fui sacerdote y luego obispo misionero en Perú, vi de primera mano cómo la fe, la oración y la generosidad manifestadas en esta Jornada, pueden transformar comunidades enteras. Invito a cada parroquia católica del mundo a participar en la Jornada Mundial de las Misiones.

Sus oraciones y su apoyo ayudan a anunciar el Evangelio, a sostener programas pastorales y catequéticos, a construir nuevas iglesias y atender las necesidades de salud y de educación de nuestros hermanos y hermanas en tierras de misión. Este 19 de octubre, al reflexionar juntos sobre nuestra llamada bautismal a ser misioneros de esperanza entre los pueblos, renovemos nuestro compromiso con la dulce y alegre tarea de llevar a Jesucristo, nuestra esperanza, hasta los últimos rincones del mundo.

Gracias. Gracias por todo lo que harán para ayudarme a apoyar a los misioneros en todas partes. Dios les bendiga”.

P. Lorenzo Pavec:

 

 lo que un sacerdote misionero aprendió de Santa Teresa del Niño Jesús

  • On 7 de octubre de 2025

Las Obras Misionales Pontificias han entrevistado al padre Lorenzo Pavec, un sacerdote francés que ha sido misionero en Argentina y Chile y que, ahora, se encuentra estudiando en España. Habla de lo que significa ser misionero y de lo que aprendió de la Patrona de las Misiones, antes de partir a la misión.

“Tengo un recorrido poco común, bastante atípico. Desde el principio sentí un llamado a la misión. Hice mi formación en Francia, después me ordené en Argentina, en la Catedral Metropolitana de Paraná, una ciudad a 500 kilómetros al norte de Buenos Aires, en la provincia de Entre Ríos. He vivido allí ocho años, después me fui a Chile, a Santiago, también con algunas misiones, parte en Valparaíso y en algunas zonas alrededor.

Después regresé a Europa, pero sentía, tras todos estos años de misión, porque también había ido antes como laico a Colombia, que necesitaba un tiempo de formación, así que he pedido a mi obispo tomar un año de formación permanente después de 23 años de sacerdocio. Me gustó un programa de la Universidad San Dámaso, así que seguí este programa que se llama ‘La Teología de la Santidad’.

La primera vez que me fui de misión como laico a Colombia, mi director espiritual me dijo: ‘antes de irte a Misión tómate un día de oración realmente para confiar tu misión’. Como vivía entonces cerca de París, y no está lejos, tomado el tren una hora y media, fue mi primer encuentro con Santa Teresita en su Santuario (de Lisieux). Es un santuario enorme, no tan bello porque es barroco, pero un lugar bello. Se ve el monasterio, el Carmelo, la casa donde ella vivió y todo este santuario. Y fue un momento muy bello. No digo que fue un momento con apariciones, cosas… pero con la sencillez y el silencio de la oración. Fue como si ella me volviera a decir el porqué me iba de misión. Porque cuando decidí irme de misión, al principio había varias opciones: una colaboración humanitaria, había programas o trabajar, porque había hecho una formación financiera. Tenía antes una experiencia en el banco, pero me vino a la mente ¿qué es lo que yo puedo brindar a la gente? Y poco a poco rezando… Mi cultura francesa obviamente es muy bella, pero me voy a encontrar con una cultura tan bella. Además, soy bretón, muy apegado a mi cultura, pero con un poco de humildad… No fueron mis conocimientos económicos. También hay personas muy brillantes. Y poco a poco, siguiendo esta meditación, voy a brindar lo mejor que he recibido en mi vida y lo mejor que he recibido en mi vida, ha sido mi fe y el amor de mis padres, de mi entorno, de mis padres, de mi familia.

Porque tuve la gracia y el privilegio de vivir una familia hermosísima, con mucho amor. Y dije: Es esto lo que puedo ofrecer. Y Santa Teresita era como recordarme que era esto. Para eso vas, a dar todo lo que el Señor te da. Porque la fe que el Señor te ha dado, porque es un don, y todo el amor. La misericordia que fue derrochada en tu vida a través de todos tus seres queridos, entre otros. Y después esta dimensión de contemplación muy importante, porque sabía que no se necesitaba un Lorenzo más, un francés más, sino alguien que quería buscar a Dios. Y ella estando en su monasterio como patrona de la misión, me recordaba que es desde la oración, desde el principio y durante, que podrás vivir una cierta fecundidad en tu misión.

De una manera o de otra, vamos a la misión por generosidad, para dar. Y rápidamente el Señor me ha mostrado que, si sigues la misión, es porque has reconocido que vives una experiencia de misericordia del Señor. Que fuiste elegido por pura misericordia, no porque eres generoso, no apoyándote sobre tu poca probable generosidad, sino sobre la escandalosa fidelidad de Cristo, si podemos decirlo así.

Para ser sincero, cuando surgió mi vocación, al principio sentía una vocación más a laico consagrado. Otra figura es Carlos de Foucauld, otro misionero que buscaba el último puesto. La figura de sacerdote me asustaba o no me entusiasmaba. Justamente porque no entendía cómo se podía vivir este último puesto como sacerdote.

Pero Santa Teresita me ayudó a entender la grandeza del misterio eucarístico y de la confesión. Y no es, primeramente, ser líder, sino dar sacramentos. Fue ella con su amor a la Eucaristía, su amor a la confesión, la manera que expresa esto que me ayudó a entender que el Señor me invitaba a ser sacerdote. Y estoy infinitamente agradecido por ello. También este tema de de constante misericordia, de vivir de la gracia. Como ella dice, es buscar la santidad. Me gusta mucho este pasaje de ella, de buscar la santidad. Ella decía que, en este mundo moderno, en las casas de los ricos, estamos hablando del principio del siglo XX, hay ascensores para subir las escaleras. Bueno, ‘mi ascensor para la santidad es Jesús’. Es decir, toda esta teología de dejarse santificar, modelar, atrapar por el amor de Cristo y ser quien lo hace en nosotros, es nuestra pequeña disponibilidad que lo permite.

Y la misión que yo acompañaba y era más que todo el estar con la gente y más que todo en zona muy humilde, muy pobre. Y era darme cuenta que la primera sed de nuestros amigos, era que alguien esté en este barrio. Entonces yo acompañaba, lo había hecho como voluntario, y lo hice como sacerdote, a la vez de tener, vamos a decir, un trabajo parroquial clásico, pero igual con otro idioma. Y es verdad que el hecho de estar extranjero siempre atrae más, por el acento. Después vi que en marketing también a veces hacer publicidad con un acento extranjero y poner los subtítulos, se demostró que la gente escucha más. Entonces esta ventaja. Pero más allá de llegar y la gente estaba muy tocada porque, de hecho, salir de su tierra es un cierto sacrificio. Muchas personas lo valoraban y cuando mis padres vinieron, todas las personas de la parroquia decían: ‘ustedes nos han ofrecido su hijo tres, cuatro años’, y estaban conmovidas del sacrificio también de mis padres de dejar a su hijo. Entonces es un trabajo parroquial.

Pero el otro era acompañar jóvenes que vivían en estos lugares y visitar y estar presente. Porque el sufrimiento más grande de nuestros amigos que viven en favelas, villas miseria, poblaciones, asentamientos humanos, llámenlo como quieran, es el rechazo. Y que haya alguien que venga a vivir, a compartir el tiempo, a dejarse invitar a comer. Porque uno viene a brindar. Pero, al final lo que más quieren es que alguien venga a compartir una Coca Cola, un tintico en Colombia, un mate en Argentina, lo que sea, ¿no? Y darle la alegría de poder hacer un gesto digno.

Digo esto porque una vez estuve en Valparaíso, hace varios años. Hubo un incendio enorme porque es súper seco y hubo como más de cinco o seis mil viviendas quemadas. Después fuimos con algunos a ir, ¿qué vamos a decir esta gente? Porque ya habían puesto algunas carpas, porque eran ilegales, eran invasiones, así que si no volvían al terreno iban a perder todo el derecho. Y llegamos, así al encuentro de la gente, sin ninguna ayuda ni material ni nada. Y alguien dijo: ‘¿qué vienen a hacer?’. Soy sacerdote, soy el padre Lorenzo. Aquí venimos a compartir un momento. Si quieren podemos rezar. ‘Siéntate y tomamos un té’. Hicimos el fuego de leña, un vasito de plástico, un saquito de te medio usado. Y tomamos el té, realmente lo más básico. Y después de una hora me fui y él me agradeció: ‘Oye, Lorenzo, sabes, te agradezco porque hace 15 días que estuve en los gimnasios, me dieron de comer, me dieron cobertura, me dieron colchones. Ahora estoy en mi carpa, pero es el primer gesto humano que me diste la posibilidad de hacer contigo’.

Y pienso que la misión, tal como la concibo, fue primero esto: vivir de un encuentro, recibir y dar porque hay una sed de Dios. Pero fue esto un poco, mucho al encuentro, mucho visitar. Y obviamente en una cultura latinoamericana, como sacerdote, ellos siempre empezaban o terminaban con la oración, cada vez que había un problema: ‘Lorenzo, ven’, o venían a la parroquia. Pero para mí fue más ir al encuentro. Tanto para recibir como para dar, pero más que todo recibir en primer lugar y manifestar a través de este recibir: si tú tienes una dignidad infinita, tú que te sientes rechazado porque vives en este barrio… he hecho 15 mil kilómetros para verte a ti, porque tu vida tiene un precio infinito a los ojos de Dios. Pero no decirlo tanto de palabra como compartiendo lo cotidiano con la gente. Se vivieron cosas muy, muy lindas porque bueno, de nuevo aprendí mucho y recibí mucho de todas estas personas”.