sábado, 24 de enero de 2015

Educar a los niños es apasionante, testimonio misionero de Mª Teresa Notario en Bolivia

Infancia Misionera


“Todo ello gracias a personas buenas y generosas que nos brindan su ayuda para que nosotras podamos seguir ayudando”

Mª Teresa Notario, junto con la comunidad de Hermanas Misioneras de la Providencia, varias bolivianas y españolas, aúnan sus fuerzas para llevar adelante un colegio en Sucre, Bolivia. Esta tarea evangelizadora y de solidaridad para con los niños, ayuda a más de 2000 estudiantes desde los 4 a los 18 años que terminan el bachillerato.


El trabajo de esta misionera con niños es larga e intensa pero con una gran recompensa. Ella misma dice: “La tarea educativa es apasionante, pero al mismo tiempo es muy difícil y no te abandona, ni siquiera cuando duermes. Los problemas son muchos y a veces no tienen solución”.

Esta problemática se da sobretodo en el ámbito familiar, pues muchos de los niños y jóvenes carecen de familias bien estructuradas y esto lo expresan día tras día con su conducta violenta, en su rendimiento académico etc. Además atestigua Mª Teresa que la ley actual de educación en Bolivia no ayuda en esto, pues la mayoría de los niños pasa de curso y apenas sin estudiar.

Se han conseguido muchos objetivos, sobre todo en lo que a infraestructura y equipamiento se refiere, así como en el campo de los valores: como el cuidado del medio ambiente y el uso de los bienes comunes. Ella es consciente que no sería posible toda esta labor sin la colaboración de personas caritativas. Añade Mª Teresa: “Todo ello gracias a personas buenas y generosas que nos brindan su ayuda para que nosotras podamos seguir ayudando”.

Ella se siente muy agradecida por tanto amor y dice: “Nuestra eterna gratitud a nuestros bienhechores, pues nuestro colegio se ha convertido en un lugar de encuentro y acogida, donde los niños y los jóvenes pueden disfrutar de lugares limpios y bien dispuestos para aprender”.

El comedor que tienen, alberga una capacidad de 350-400 niños y jóvenes que comen cada día. Muchos de ellos es la única comida que hacen al día, pues tanto en la mañana como en la tarde, su único alimento es el pan con té. Además ellas les enseñan algún oficio como: carpintería, corte y confección, peluquería, secretariado.

Ella nos descubre el fundamento de su vida misionera: un amor inmenso que le hace luchar cada día por todos estos niños. Dice: “La vocación misionera es un encuentro con Cristo que nunca se acaba’ esta expresión, del ya beato, el Papa Pablo VI, sigue guiando mi tarea misionera, con la misma fuerza que cuando llegué a este amado país, hace más de 27 años. Cuántos encuentros con Cristo cada día, cuantas lágrimas que enjugar, dolores que aliviar, consejos que dar, penas que compartir en el silencio y la escucha… para luego presentarlos todos al Señor en lo largos ratos de oración que sostienen nuestro compromiso misionero. Muchas gracias de nuevo y en nombre de la Congregación, de los niños y jóvenes de nuestro colegio”.