jueves, 26 de marzo de 2015

ENCUENTRO DE JÓVENES MISIONEROS.-

Cuando se me ofreció la posibilidad de ir al encuentro  de jóvenes misioneros pensé: ¡no me lo puedo perder! Es una gran oportunidad para poder compartir la fe con personas misioneras,  escuchar sus experiencias  que enriquecen tanto, que ayudan a  renovar  la energía   y alientan a aportar un granito de arena  e intentar   hacer un mundo mejor allá donde estemos.
Este año, después de haber participado en el campo de trabajo solidario con los hermanos de San Juan de Dios en Sucre (Bolivia), he sentido este encuentro misionero como un regalo.  En muchos momentos de las charlas he revivido mi experiencia al escuchar los testimonios, sintiendo la alegría y gratitud ante tantas personas comprometidas con los más débiles, aquí y en otros continentes, el dolor ante las injusticias que cometemos cada vez que somos indiferentes ante las enfermedades y necesidades de los más  pobres, …
En este encuentro he sentido la esperanza  y la humanidad vivida y transmitida en todos los testimonios.
 Me ha ayudado a reafirmar la importancia que hemos de dar a la vida de los hermanos, las personas cercanas y lejanas, recordando la capacidad que tenemos cada uno de nosotros  para tratar con respeto y dignidad a los que nos rodean, dando lo mejor de nosotros mismos.
Lo vivido y compartido, desde la fe,  me invita a cambiar mi corazón para que cada día sea más humano.

Asunción Parra Cabellos

Sigüenza-Guadalajara