sábado, 18 de marzo de 2017

Seminaristas Misioneros

Obras Misionales Pontificias España


Reflexiones sobre el documento "El don de la vocación presbiteral" Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis



La Iglesia en España celebra desde hace años el Día del Seminario en la solemnidad de San José. Tal vez porque le fue encomendado el acompañamiento de Jesús mientras permaneció en Belén; tal vez porque el hogar de Nazaret pueda ser la referencia de una vida oculta, silenciosa y contemplativa, como la que han de vivir en el seminario los llamados al sacerdocio.

La disminución de vocaciones al sacerdocio en Occidente puede favorecer la sensación de que Dios ha dejado de llamar a su seguimiento en este específico estilo de vida del sacerdocio ministerial. Una primera mirada a la universalidad de la Iglesia desmonta esta visión pesimista de las vocaciones sacerdotales. Dios sigue bendiciendo a la Iglesia con la vocación al sacerdocio en no pocos fieles cristianos. Basta contemplar el florecimiento de vocaciones sacerdotales en ámbitos geográficos y culturales como son los territorios de misión. La llamada al sacerdocio sigue siendo una bendición de Dios, que llama a los que quiere, cuando quiere y de la manera más insospechada.

Sean cuales fueran la circunstancias, los responsables de su formación no cesan de seguir buscando modos y recursos formativos para ayudarles en este camino de seguimiento del Maestro y de  servicio al Pueblo de Dios. La respuesta ha sido ratificada por el papa Francisco con el documento El don de la vocación presbiteral, firmado el pasado diciembre.
AlfayOmega http://www.alfayomega.es/97474/tambien-deben-ser-comunidades-misioneras

Desde esta “Tribuna” quisiera dar gracias a quienes han trabajado en la elaboración de estas líneas maestras sobre la formación de seminaristas, en la certeza de que la renovación de la Iglesia comienza con la renovación de los sacerdotes. Independientemente de las características más específicas que articulan la preparación integral de los seminaristas, es justo reconocer la referencia permanente a su formación misionera, que afecta a la identidad sacerdotal como una de sus dimensiones esenciales. Formación misionera que no puede reducirse a una información o a la agradecida colaboración con proyectos sociales y pastorales, sino que, por pertenecer a la misma identidad del presbítero, ha de formar parte integrante, como afirma el documento, del itinerario formativo de los que han de ser enviados por la Iglesia a evangelizar. Es un compromiso irrenunciable para quienes tienen la misión de acompañar a estos elegidos en el proceso de su formación integral. Baste un detalle que no pasa inadvertido para los autores del texto: los candidatos, antes de ser admitidos al sacerdocio, deberían vivir una experiencia en algún ámbito misionero de la Iglesia  durante un tiempo razonable.

Esta formación afecta también a la reflexión teológica: “En un contexto de creciente movilidad humana, [...] no puede faltar en el programa de estudios la Misionología, una genuina formación sobre la universalidad de la Iglesia y promoción de su anhelo evangelizador, no solo como missio ad gentes, sino también como nueva evangelización” (n. 171). Hacemos votos para que la Teología de la Misión vuelva a los estudios ordinarios de los centros superiores de Teología. Será el mejor instrumento para que los sacerdotes abran su corazón a esa universalidad de la Iglesia y estén disponibles para ser enviados a los ámbitos donde el Evangelio aún no ha sido anunciado.

Anastasio Gil,  Director Nacional de OMP, Tribuna Misionera Revista Misioneros Tercer Milenio

Ver el documento completo:

Leer el artículo publicado en Alfa y Omega sobre la intervención de Fernando Domingues,  Secretario general de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol en el Encuentro de Empleados y Voluntarios, sobre la  Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis