sábado, 16 de mayo de 2015

Una misionera cacereña vuelve a Perú: “mi vida está allí”

OMPRESS-CÁCERES (13-05-15) Tal como había prometido, la hermana Alegría Arias Casares, carmelita de Vedruna, que, según afirman quienes la conocen, siempre hace honor a su nombre, regresa a la misión en Perú. Después de muchos años como misionera en ese país volvió a su tierra natal por motivos familiares. Al llegar a Cáceres, en el 2006, dijo: “Volveré a Perú en cuanto pueda. Llevo 12 años y mi vida está allí”.
La hermana Alegría regresó para cuidar a su madre hace ya nueve años y ha permanecido a su lado con exquisita dedicación hasta su fallecimiento.
Ahora va a trabajar en un barrio periférico de Lima. Como es religiosa y enfermera, en conexión con los religiosos Camilos, se dedicará a cuidados paliativos entre enfermos terminales y otras actividades pastorales.
Con emoción expresa algunas lemas de los Camilos, con quienes desarrollará su labor: “cuida al enfermo como si fuera tu hijo”… “Que las sábanas no tengan arrugas”.
“Una vez más los misioneros nos sorprenden por la generosidad de la entrega. Son la expresión más genuina de la entrega absoluta a los demás. Que Dios te bendiga, hermana”, manifiestan con cariño desde la delegación de misiones de Cáceres.
La misionera Alegría Arias, diplomada en Enfermería en la Universidad de Salamanca, en su anterior etapa, trabajó en el hospital de Sullana, al norte de Perú, en la unidad de neonatos. “La natalidad allí es muy alta, nacen unos 20 niños cada día, y eso, sólo en la población que está censada, que no es toda”, contaba.