lunes, 29 de febrero de 2016

CURSO PARA DIRECTORES DIOCESANOS DE LAS OMP EN ROMA:

En los primeros días del mes de Febrero, concretamente del 1 al 12, ha tenido  lugar un Curso de Misionología  en el Centro Internacional de Animación Misionera de Roma, (CIAM),  dependiente de la Pontificia Universidad Urbaniana.
A ese curso asistimos 10 representantes de España, la mayoría directores diocesanos de las OMP, y otros 10 representantes de países hispanoamericanos, a los que habría que sumar otro de Guinea Ecuatorial.
La evaluación final hecha por todos los asistentes fue muy positiva.  Efectivamente, ha valido la pena hacer un esfuerzo para asistir al Curso. Pero de manera especial lo vemos de gran ayuda para los nuevos  directores, que comienzan su singladura. Así lo reconoció uno de ellos que asistió.
El que el curso se haya realizado en Roma, centro de la cristiandad, y junto a Pedro,  tiene un significado especial, ya que el papa  es el que  tiene la responsabilidad de promover la evangelización en la Iglesia. El actual papa, Francisco,  nos  está recordando constantemente  la dimensión misionera de la misma  y de todo cristiano en todos sus escritos y discursos.
Hoy, a nuestras Iglesias europeas, tentadas de pesimismo, les hace falta un aliento, un soplo de aire fresco, para recobrar la vitalidad perdida.
Ese aliento y soplo de aire fresco  yo lo he  percibido en Roma, al comprobar la presencia de tantos obispos de Iglesias nuevas, que ocupan puestos de responsabilidad en el Vaticano. También en tantos estudiantes y sacerdotes   de América y, sobre todo, de África y de Asia, preparándose para asumir distintas responsabilidades en sus seminarios, repletos de seminaristas, en las  curias episcopales y en otros trabajos necesarios de sus diócesis
No, el Espíritu Santo, que es el gran evangelizador, (permítaseme la expresión) no está de vacaciones, está obrando maravillas en el mundo,  descubriéndole al  verdadero Salvador, a Jesucristo, “ Camino, verdad y vida” de todo hombre”.( Juan 14, 6).
El papa Juan Pablo II, hoy ya santo, en su primer viaje a España dirigió, desde Santiago de Compostela,  a toda Europa un  mensaje, que fue como un grito, para que despertara de su letargo espiritual, cosa que parece  aún no está  sucediendo: “ ¡ Europa vuelve a ser tú misma, vuelve a tus orígenes cristianos! “.
Esta es la gran nostalgia e inquietud que Dios pone en el corazón de quienes hemos visto  el contraste de esas Iglesias vivas, abiertas al Espíritu Santo, y la Iglesias  aletargadas o muertas del continente Europeo, que antaño llevaron la fe de Cristo a todo el mundo.

Para que vuelva Europa  a sus orígenes cristianos es necesario que “el Resto” del Pueblo de Dios en Europa recobre la conciencia y responsabilidad de su ser misionero, que le hacía exclamara a San Pablo: “¡Ay de mi si no evangelizare”! (I Cor. 9, 16-19…).