miércoles, 19 de octubre de 2016

¿Qué podemos dar a Jesús que no sea Suyo?

Victoria Braquehais, misionera en República Democrática del Congo




OMP de España, siempre pendiente de los misioneros y acompañándonos en todo, con su oración y con su servicio, nos invita a compartir con vosotros el lema del DOMUND 2016. Lo hemos hecho a través de fotos y de lo que cada uno hemos querido escribir o contar, desde lo más profundo del corazón. Aquí va mi testimonio para invitaros a salir de vosotros mismos para seguir los caminos que Jesús os marque.

Mi pequeña de Comunidad de Pureza de María en Kanzeze, provincia de Lualaba, la formamos cinco hermanas: tres hermanas congoleñas, una hermana nicaragüense y yo, que soy española. Aquí llevamos un Hospital, una Escuela Infantil-Primaria, un Instituto de Educación Secundaria y dos internados, uno de chicos y otro de chicas, y proyectos de promoción en nuestro medio rural. Siempre en comunión y en colaboración con la gente, con nuestro pueblo. A mí me ha sido confiada la misión de dirigir el Instituto, una escuela secundaria de 350 alumnos, en la que estudian dos ramas: Pedagogía General y Comercial-Informática. Además de las actividades escolares habituales, por las tardes tenemos mucha “movida” con los chic@s: catequesis, fútbol, basket, volley, grupo de teatro, grupo de jóvenes cristianos, coral y escuela de música. La escuela es un espacio precioso, un lugar de vida en un país joven, con un 80% de la población que tiene menos de 20 años (la esperanza de vida es de 50). Con un Gobierno de Alumnos que nos ayuda muchísimo en el funcionamiento ordinario del cole, y con una gran implicación de las familias.

He esperado para escribiros tras el día de retiro que tenemos todos los meses en nuestra comunidad. Es un momento para descansar de modo especial el corazón en Jesús, que es nuestro único descanso de verdad. Nuestro único tesoro, de verdad. La vida misionera, antes que ir lejos, o que hacer cosas por los demás, es pertenecer a Jesús. Es ser de Jesús. Como me decía una amiga, también consagrada: “Si Jesús me pide el corazón, yo se lo doy”. Hay veces en las que Jesús nos pide todo. Hay llamadas especiales de Jesús. Y, como decíamos jugando de pequeños: “Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da no se quita”. Hay personas que sienten que Jesús lo quiere todo, todo… y ¿qué podemos darle que no sea Suyo? Nuestra respuesta debe ser de amor. Una no sabe bien explicar por qué, pero es así. El voto de virginidad, con la consiguiente opción por la castidad, no está de moda, pero es una preciosa llamada, un regalo especial del corazón de Jesús. Sé que hay otras maneras de vivir la vida misionera, y también de vivir el servicio a los demás. Pero yo os hablo de la que me ha regalado Jesús. La virginidad me invita a un amor más total y a un servicio más comprometido y universal. Me libera un poquito más el corazón para servir a Jesús en los más pobres, para amarle allí donde es menos amado, para alcanzar esas “periferias geográficas y existenciales” de las que nos viene hablando el Papa Francisco desde el inicio de su pontificado. Lo que nos impulsa, es el amor de Jesús que, siendo rico, como dice San Pablo, por nosotros se hizo pobre para enriquecernos con Su pobreza. Una vida misionera alegre y fuerte nace de Jesús y es para los demás, en comunidad, en comunión. Como dice también el Papa, tiene “olor de oveja”, es de mamás y no de solteronas…Sí, llevamos este tesoro en vasos de barro…

Los misioneros somos pecadores como los demás, frágiles como los demás, pequeños como los demás… pero en esa imperfección, Jesús nos regala la libertad profunda para entregarle toda la vida con un Amor total. El secreto de la vida misionera es la intimidad con Jesús, vivida en forma de amistad única y personal. De ahí nace todo… todo. Y cuando caemos, cuando nos cansamos, cuando tenemos miedo, cuando experimentamos el sufrimiento y la pobreza, la soledad, la enfermedad, la incomprensión, el abandono, el fracaso o el dolor, el corazón de Jesús es el hogar al que siempre podemos volver.

Lo que importa es “salir de la propia tierra” cada día, vivir des-centrados, entregar la propia vida cada día con alegría y con sencillez. En lugares como éste, en el que yo vivo, la vida es verdaderamente “al desnudo”, vida y muerte siempre se están tocando, saludando, mirando. Una aprende que todos vamos a morir, antes o después, de forma pacífica o violenta, de enfermedad o de vejez. Se descubre un poco más que lo que de verdad importa es lo que Él quiera, porque quiere, como quiera, cuando quiera… eso es lo único que importa, la Gloria de Dios. Y para escoger el buen camino, no hay nada mejor que vivir cada instante como a un@ le gustaría haber vivido a la hora de morir. Yo le doy las gracias porque me llamó a salir de mi propia tierra y me trajo aquí, al corazón de África, que parece un rinconcillo de Su propio corazón.

Sal de tu tierra es una llamada que se repite desde hace 2000 años. Si escuchas Ven y sígueme”, no le cierras la puerta te colmara de una alegría que no es de este mundo que es la de servir a los más pequeños y la de gastar toda la vida en Su servicio.

Victoria Braquehais
Misionera de la Pureza de María en República Democrática del Congo



Puedes seguir a Victoria Braquehais en su blog https://ushindibc.wordpress.com/  te mostrara la realidad de su misión y la labor de las misioneras con la educación y en todos los campos.