martes, 10 de octubre de 2017

"La alegría de nuestros corazones está en poder dar gratuitamente todo lo que hemos recibido"

Ester Palma, misionera en Corea del Sur


Os escribo desde Daejeon en el centro de Corea del Sur. El mundo está revuelto y a Corea del Sur y del Norte las tendréis muchas veces en las noticias por las tensiones y los ensayos militares. Aunque en realidad suenan trompetas de ataques lo que se mueve en lo profundo son los intereses de los grandes y sus maquinaciones para vender armas y mover sus “negocios”.
Para nosotros los misioneros, sin embargo, la vida de cada día discurre tranquila, en lo pequeño y en lo escondido. La alegría de nuestros corazones está en la gratitud por tanto como hemos recibido y en el poder darlo gratuitamente. Siempre pienso que aunque no salga en las noticias, el mundo se sostiene por miles de personas que se dan y por miles de actos de amor que ocurren en lo secreto.
Esta mañana, de camino a las clases que tengo en el seminario diocesano pasé por una funeraria para dar el pésame a una chica joven que ha perdido a su padre de repente por un infarto. Su papá era cristiano, se llamaba Angelo de nombre de bautismo. Toda la familia se ha sorprendido muchísimo por su muerte repentina. Se ha ido después de celebrar la pascua y por eso a pesar del dolor grande ésto les daba un poco paz. El dolor de la muerte se tornaba del color de la Resurrección.

Después, al llegar al seminario he tenido dos horas de clases con 8 seminaristas que se preparan para ser diáconos. Jóvenes alegres y llenos de pasión que están dispuestos a dar todo, toda su vida por los demás y en especial por los más pobres. Después de clase, durante el almuerzo con los profesores hemos hablado en la comida de la situación política que atraviesa Corea del Sur. A principios de año la presidenta Park fue destituida por varios escándalos grandes de corrupción y malversación de fondos y en las elecciones presidenciales convocadas de emergencia ha sido Mun Je In el candidato de la oposión, gran luchador por los derechos humanos y por la democracia desde los tiempos de la dictadura militar. Es un tiempo de esperanza en el que el poder de la democracia y la voz del pueblo ha sido escuchada.
Después de comer, con 6 religiosos de una congregación coreana que se dedica al cuidado de las personas con “capacidades diferentes” he tenido clase de español. Nos reímos mucho porque la pronunciación de la “erre” y de la “jota” no les sale, pero sobre todo disfruto mucho con ellos porque me han dicho que les gustaría ser misioneros en latinoamérica y viven las clases como su primera preparación.
Ultimamente me han dado mucha ropa usada los estudiantes de la universidad KAIST donde voy dos veces por semana para el ¨club católico¨ y se la he dado a uno de estos religiosos que se las llevará a los jóvenes que viven con ellos en el “centro de acogida”.
Después de la clase de español he estado preparando en la biblioteca una actividad que tenemos en nuestra casa un sábado al mes, es una escuela de formación misionera. A la escuela de los misioneros de la misericordia asiten 15 laicos que tienen deseos de formarse para ser misioneros en sus ambientes. Vienen a nuestra casa para rezar, compartir y recibir formación misionera. Este mes hemos preparado una meditación sobre el amor de Dios Padre, ese Padre que es nuestro y también Padre de todos. Hemos descubierto que su amor es un amor que resucita, sana y nos hace hermanos.
Os cuento todo esto porque veo que en medio del dolor que vive nuestro mundo, de las tragedias que cada día se escuchan en los telediarios también hay muchas personas pequeñas, en pequeños lugares, haciendo con un gran amor, cosas pequeñas o grandes según se mire.
La Resurrección es un germen de vida imparable que brota en muchos corazones de hombres de buena voluntad, creyentes y no creyentes.
Este año, como continuación del Jubileo de la Misericorida en nuestra comunidad de Servidores del Evangelio hemos abierto algunos caminos nuevos. Hemos iniciado nuestro equipo de difusión con el deseo de lanzarnos a la Evangelización en el continente digital.
Como comunidad ya teníamos página web desde el año 2005 pero se había quedado un poco anticuada así que la hemos renovado y hemos abierto varias paginas gemelas, en inglés, ucraniano y coreano. Nos hemos lanzado de lleno con el desarrollo de las redes sociales: Hemos abierto un canal de youtube y en él vamos subiendo sobre todo videos de nuestra misión en Corea. Os invitamos a visitar nuestro canal y a interactuar con nuestras publicaciones en instagram, en facebook y en twitter.
Gracias a la plataforma de imisión en España estamos aprendiendo mucho sobre la transmisión de la fe y de la misericordia en el mundo juvenil y sobre todo en este nuevo mundo que es internet. Queremos darle las gracias a Javier Collado a Daniel Pajuelo y a Xiskya Valladares por toda la ayuda y el impulso en este campo.
Nos sentimos atraídos y llamados por Dios a estar cerca de los más jóvenes y a adentrarnos sin miedo en este nuevo mundo, sin negatividades y con alegría. Queremos estar en las redes  no como ¨quien pega un cartel en el tablón de anuncios ¨sino compartiendo nuestra vida con alegría, sencillez y abriendo nuestro corazón al mundo. Quisiéramos que quien vea nuestras redes puedan encontrarse con el tesoro que habita nuestra vida, Jesús, su misericordia y un mundo muy grande lleno de hermanos y hermanas.
Otro gran reto al que nos hemos lanzado este año, y esta vez hablo de Corea, es al trabajo con los niños. Hemos empezado nuestro primer grupo de niños misioneros. Gracias a vuestro apoyo y a todo el material que nos habéis mandado, desde Enero hemos estado trabajando la programación y en Marzo hemos empezado los grupos con ellos una vez al mes. La dinámica es preciosa, abrir los ojos al mundo, darte cuenta de lo que hay a tu alrededor, poco a poco dejar que eso baje a tu corazón y sentir desde el fondo la compasión por los hermanos. Después abrir las manos para ofrecer ayuda al que la necesita, darle la mano al que se cae, abrazar al que llora y, por último, salir al encuentro del que está lejos, mover los pies en busca de los hermanos. Hemos tenido una recepción muy positiva del grupo por parte del párroco y de los catequistas y nosotras estamos disfrutando con los niños cada vez que vamos. Su inocencia y su alegría nos recuerdan que “el Reino de los Cielos es de quien se hace como ellos”.
Ahora ya sí me despido, como siempre con un corazón agradecido y pidiéndoos oraciones por todos los misioneros de la comunidad Servidores del Evangelio. Un abrazo grande. Ester Palma
www.servidoresdelvangelio.com