Nos
disponeos a celebrar, el 27 de Abril, día de la Divina Misericordia, la Jornada
de Vocaciones Nativas, también llamada Obra de San Pedro Apóstol.
Quiero
subrayar esto último, porque este año coincide esta celebración con la
canonización de dos sucesores de Pedro, los papas Juan XXIII y Juan Pablo II,
ambos grandes impulsores de esta Obra Misional Pontificia.
Juan XXIII
conocía muy bien la necesidad e importancia de las Vocaciones Nativas, como
demuestra el hecho de que el segundo año de su pontificado publicara la
encíclica:” Prínceps Pastorum” (1959), en la que exhortaba a los fieles a
colaborar con la formación del llamado, entonces, “Clero indígena”.
Juan Pablo
II, al cumplirse en 1989 el centenario del nacimiento de esta OMP, escribe una
importante Carta Apostólica. En ella se refiere a la labor que promueve la Obra
de San Pedro Apóstol.
A Juan
XXIII y a Juan Pablo II, podríamos también unir lo que nos dice el papa
Francisco con motivo de esta Jornada. El papa nos exhorta muy especialmente a escuchar
y seguir a Jesús, a dejarnos transformar enteramente por sus palabras, que son
espíritu y son vida ( Jn 6, 63), en orden a incrementar el número de quienes
están al servicio de su Reino, haciéndonos así “ colaboradores de Dios”, que es
el que manda trabajadores a su mies (Mat. 9, 35-38).
Todos los
cristianos somos discípulo-misioneros por vocación, porque a todos nos llama el
Señor a seguir su misión de predicar su Evangelio a los hombres, sobre todo, a
esos hombres, que andan como ovejas extenuadas y abandonadas sin pastor.
Juan Pablo
II, dados sus numerosos viajes apostólicos, conocía muy bien las necesidades de
la Iglesia y, sobre todo, las necesidades de las Iglesias Misioneras de
reciente creación. Por eso aseguraba que: “ Gracias a la colaboración de
innumerables hermanos y hermanas, llamados a trabajar para esta obra, un gran
número de vocaciones, sembradas en jóvenes Iglesias, han podido germinar y han
producido frutos de gracia y salvación, han sido construidos y equipados
pequeños y grandes seminarios, así como casas de formación para la vida
religiosa , a fin de responder a los deseos de aquellos que querían consagrar
radicalmente su vida a la proclamación del Evangelio” ( nº 1).
En nuestra
Iglesia de Sigüenza- Guadalajara hay muchos hermanos y hermanas, como decía
Juan Pablo II, que están colaborando generosamente “para que las Vocaciones
Nativas puedan germinar y dar frutos de gracia y de salvación”.
De manera
muy especial mediante la fundación becas.
Yo, como
Delegado diocesano de Misiones, os felicito y os pido, como homenaje a Juan
XXIII y a Juan Pablo II, que sigamos colaborando con Vocaciones Nativas como hasta
ahora y, si pudiese ser, aún con más generosidad (parroquias, colegios,
residencias, sacerdotes, fieles.).
El año
pasado nuestra colaboración fue de 58.302,49 Euros, (incluidos los donativos
hechos directamente en la Dirección de OMP), siendo la novena diócesis de
España en aportación económica.
¿No es
hermoso contemplar que con nuestra oración y ayuda los jóvenes seminaristas o
novicios/as lleguen a su meta, cuando tanta necesidad de vocaciones hay en la
Iglesia?
¡Que no se
pierda ninguna vocación por falta de medios¡
Para eso,
si puedes, funda una beca a favor de las Vocaciones Nativas!
Que Dios bendiga y premie
vuestra generosidad.