“En el origen de toda
vocación a la vida de especial consagración hay siempre una experiencia fuerte
de Dios, una experiencia que no se olvida”. La afirmación del papa Francisco es
una clara evidencia para quien ha sido llamado. Esto, además, confirma las palabras del mismo Jesucristo:”
No me elegisteis vosotros a mí, yo os elegí a vosotros” (Jn. 15,16). Sí, todos
los llamados al seguimiento de Cristo saben que han sido atraídos hacia
El “con los lazos de (su) amor”( Oseas 11,4).
La misión del que es
llamado por Jesucristo a una entrega
total a su seguimiento se apoya en dos pilares fundamentales.
El primero es vivir en
intimidad con El. “Los llamó para que
estuvieran con Él” (Marc. 3,4). Esta exigencia se expresa, en el consagrado, en
llevar una profunda vida de oración y
unión a Cristo, hasta poder decir con Pablo: “Ya no soy yo, es Cristo quien
vive en mí” (Gal 2,20).
La misión del que es
llamado es la misma misión de Cristo; una misión que nunca ha sido fácil. Ya
les previno a los apóstoles: “Si a mí me han perseguido, también a vosotros os
perseguirán”(Jn,15,20). Y: “Mirad que os envío como ovejas entre lobos” (Mat.
10,16). Estas palabras del Señor se han verificado a lo largo de la historia y,
de manera especial, están vigentes en
estos momentos, cuando tantos y tantos cristianos, misioneros, religiosos...,
por el solo hecho de ser cristianos, son perseguidos y masacrados, ante la
indiferencia de los dirigentes del mundo (la ONU entre ellos).
Sin embargo en el camino
del seguimiento de Cristo y de las exigencias de la vocación al sacerdocio y a
la vida consagrada, El nos acompaña como Buen Pastor, tiene cuidado de su
rebaño, lo defiende de los lobos y cuida
de las ovejas heridas… ( Jn. 10
11ss). Es oportuno recordar, a este mismo respecto, otras palabras del Señor: “Herirán al Pastor y se
dispersarán las ovejas; pero después de mis resurrección iré delante de
vosotros” (Mat. 26,31).
El lema de la jornada
de Vocaciones Nativas y de Oración por las Vocaciones este años es: ¡” QUE
BUENO CAMINAR CONTIGO”!
Sabemos con certeza que
no estamos solos (aunque los poderes de este mundo nos vuelvan la espalda);
sabemos que en la vocación a la que nos
llama el Señor, El camina a nuestro lado, como sucedió con los discípulos de
Emaus (Luc. 24, 13-35) Por eso en el
mundo entero y, sobre todo, en los países de misión, donde la fe es
fuerte, hay muchos jóvenes (chicos y chicas) que no tienen miedo
en seguir a Cristo.
Estos jóvenes, sin
embargo, necesitan de nuestra oración y de nuestra ayuda económica para poder
llevar adelante su “SI” a Cristo en los
seminarios y en las casas de formación
religiosa. Ayuda, cuya mejor expresión se podría materializar en la fundación de
becas.
Así todos, tanto los
llamados por Dios a la vocación Sacerdotal y consagrada, como los bienhechores
podremos decir llenos de alegría pascual: ¡ALELUYA! ¡CRISTO HA RESUCITADO!
¡”QUE BUENO CAMINAR CONTIGO”!