“¡Qué bueno...
El mejor indicador de que una persona ha descubierto el tesoro escondido, su
propia vocación, es la paz interior que se refleja en su rostro. Es la
expresión del enamorado... Algo ha cambiado en su vida.
caminar
La vocación entraña el compromiso de salir de uno mismo para ir al encuentro
del otro. Así lo refiere el salmista: “Dichoso el que camina en la ley del
Señor” (Sal 119 [118]), “Caminaré en presencia del Señor” (Sal 116 [114-115]).
Vocación es vivir la disponibilidad para “salir” e ir a donde la Iglesia envía.
contigo!”
Quien ha sido llamado a la vida consagrada o al sacerdocio es consciente de que
Él camina al lado y nunca dejará de ser su acompañante, y de que la vocación
implica compartir la vida con los demás, al estilo de Jesús, para mostrarles el
rostro de Dios.