II
domingo de Adviento: Convertíos
Es el tiempo de la misericordia
para todos y cada uno, para que nadie piense que está fuera de la cercanía de
Dios y de la potencia de su ternura. Papa Francisco, Misericordia et misera, 21
Is
11,1-10: Juzgará a los pobres con justicia.
Sal 71,1-2.7-8.12-13.17: Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Rm 15,4-9: Cristo salvó a todos los hombres.
Mt 3,1-12: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
Sal 71,1-2.7-8.12-13.17: Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.
Rm 15,4-9: Cristo salvó a todos los hombres.
Mt 3,1-12: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
La
llamada del profeta que recoge el evangelio es muy bella: "Preparad el
camino del Señor, allanad sus senderos". La imagen nos habla de un Dios
cercano, más bien, que se acerca; que está en movimiento, que no se queda
apartado o aislado, sino que se pone en camino. La tarea del hombre es que ese
camino sea lo más llano posible, sin baches, sin tropiezos. Preparar estos
caminos es el empeño espiritual por la conversión; conversión es dirigir hacia
Dios nuestros pensamientos y sentimientos, nuestras actitudes, nuestros
actos... enmendar, enderezar, corregir todo aquello que no responde al don que
Dios nos hace de acercarse a nosotros.
La
conversión es un reto apasionante cuando pensamos que no hay proporción entre
nuestro esfuerzo y el don que recibimos, que es Dios mismo. A Juan Bautista la
presenta el evangelio de hoy con la misión de llamar a conversión; buena parte
de la misión de la Iglesia estriba también en hacer esta llamada, que sale del
corazón de Dios para que reconozcamos su cercanía.
La
acogida que brindamos a Dios empieza por la conversión de nuestra manera de
pensar; dice san Pablo que la Escritura es "para enseñanza nuestra".
Por eso, Infancia Misionera propone en su Guía de Adviento para esta semana
cuidar la formación cristiana.que poseen la riqueza del corazón y un sentido de
compartir muy grande”.