martes, 3 de octubre de 2017

TESTIMONIO

DE ASUNCIÓN, ELENA, GLORIA,  MARICARMEN Y FRANCISO
 (Todos ellos participan, desde hace años, en la Escuela de formación Misionera, que se realiza en la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara)


La vivencia de este campo de trabajo  ha tocado mi corazón y me lleva a tararear esta estrofa de la canción " Amando hasta el extremo" de Maite López:
La letra de esta canción incluye algunas palabras claves de lo vivido y compartido estos días que he pasado junto a los chicos del centro de San Antonio de Atención a Inmigrantes de Ceuta. La oportunidad de participar en este campo de trabajo con inmigrantes me ha acercado a la realidad viva de poder acariciar rostros, estrechar manos, compartir conversaciones y sonrisas, leer miradas,  aprender de sus actitudes y valores... en definitiva sensibilizarme más con una realidad, que a veces no queremos mirarla de frente y mostramos indiferencia, pero que está presente en nuestros vidas.
Desde la fe me ha gustado experimentar la riqueza y diversidad de culturas y religiones. La convivencia, respeto y riqueza que está presente en la vida cotidiana de los ceutís  entre musulmanes, cristianos, hindúes y judíos.
Siento mucha gratitud de haber conocido y convivido con los chicos del centro de San Antonio que nos acogieron muy bien. Tengo la certeza de que poder poner nombre e identidad  a personas concretas  me ayudará a mantener más despierta mi sensibilidad hacía la realidad de los inmigrantes tan presente en la sociedad, a mi alrededor, en mi colegio.  
Continuaremos en nuestros ambientes aportando lo aprendido y  lo despertado en nuestro corazón gracias a todo lo vivido en Ceuta.    Asunción Parra Cabellos, Guadalajara.

CEUTA: “BUSCADORES DE SUEÑOS”:
Descubrir que puedes encontrar a familia fuera de los lazos de sangre es lo que he encontrado en el Campo de Trabajo con Inmigrantes en Ceuta.
Desde el primer momento me he sentido como en casa. Sólo me salen palabras de gratitud a Dios por haberme dado la oportunidad de compartir estos días con los chicos que cada día venían al Centro San Antonio, como con mis compañeros de camino. Sin apenas conocernos hemos vivido unos días intensos en los que cada uno ha puesto lo mejor que tenía. Sin duda, serán recuerdos imborrables que quedarán en mi corazón.
He podido admirar a Dios en cada una de las personas que han estado junto a mí. He descubierto el sueño de Dios, que desea que seamos felices, siendo joyas valiosas para Él y siendo Él el mayor tesoro que podemos alcanzar. Se ha hecho presente en cada una de estas personas que están rotas por dentro, que aunque a veces les cuesta sonreír, tienen una fuerza especial que les empuja a no decaer buscando una vida mejor.

Siento una gran admiración por estos buscadores de sueños. ¡Cuánto tenemos que aprender de ellos! Puede parecer que en este tipo de encuentros e intercambios los que aprenden son ellos de nosotros… pero yo tengo la certeza de que es al revés. Gracias a los Misioneros Javerianos y a las Franciscanas Misioneras de María por cruzaros en mi camino de Fe, ha sido un gran regalo. Ahora me toca a mí regalar en mi día a día. Espero saber hacerlo. ELENA PÉREZ PASTOR, Guadalajara