Orar
al Dueño de la mies para que siga enviando muchos obreros a su Iglesia, y para
darle gracias por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada que
actualmente se forman en seminarios y noviciados en todo el mundo.
Suscitar
en los jóvenes disposiciones adecuadas para escuchar la llamada de Dios y
disponibilidad para cumplir su voluntad.
Promover
entre los fieles una eficaz colaboración con la Obra Pontificia de San Pedro
Apóstol, que atiende las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en los
territorios de misión.
Obtener
fondos y ayudas económicas para el sostenimiento y la formación de estas
vocaciones, a través de la financiación de “Becas de estudio”.